01 marzo 2010

Hola también yo!!

Mira tú que cosas, que digo que voy a retomar el blog para criticar (que es lo que se me da mejor cuando estoy mosca) y el compañero se me adelanta...

Bueno, yo reivindico lo petarda que puede llegar a ser la gente en las estaciones de autobús.

Mira que te acercas de propio a ventanilla, porque aquí, en Teruel, hay muchas cosas majissmas, pero Internet para dar servicio… como que no. Así que te acercas al hombre extraño de la ventanilla, y le sonríes para que te dé la plaza deseada (con la sonrisa se consiguen cosas importantes y no te ata a nada… esta guay… y más aún cuando te quitan la ortodoncia) y le dices: “Por delante, al poder ser...(sonrisa)” porque bastante tiene el hombre como para además pedir número concreto de asiento (que me consta que hay gente que lo hace). El hombre se esfuerza para dominar el ratón y marcar con el puntero donde él cree que te va a gustar, PAGAS y muchas gracias (sonrisa de nuevo mutua).

Tú te vas, contenta en mi caso, por tener la plaza 4, donde te imaginas que podrás estar atenta a la carretera, como si condujeras, por divertirte un poco ya que te has dejado el cargador del iPod en casa y dos horas de bus se pueden hacer eternas…

En resumen, que te has ido de propio a la estación, sonreído, reservado asiento y pagado por ello. Y que el tiempo a veces acompaña pero otras no, generalmente no.

Bien, llega el día, metes maleta, enseñas billete (confiada y con sonrisa en la geta, por si acaso), subes al bus, miras billete, miras asiento, miras billete, miras asiento,… Como tengo el 4 la cosa esta sencilla, pero tu asiento ya está ocupado. ¿POR QUÉ? Mira que fuiste de propio a buscar el billetito, que pagaste por esa plaza… y está ocupada… ¿cómo puede ser?

Fácil, una señora ha subido antes que tú y ha decidido que sus bolsas tienen ese número, o porque a alguien le gusta tu asiento y decide que ahí se queda y el que llegue detrás que coja su plaza nº 50, o yo qué se que más opciones… Y yo me digo, ¿quien es ese “individuo ocupa” para menospreciar al señor extraño saca-billetes, a mi billete propio, y a mi persona?

Respiro hondo, miro alrededor en busca de otro asiento cercano… Esta ha sido mi actuación hasta ahora, porque hasta este momento he encontrado asiento por delante, que es donde a mí me gusta, porque no se oye tanto el motor y te agitas menos, pero este escrito viene porque el domingo pasado tuve que irme al final del autobús, maldita señora mayor de las bolsas (que los asientos no son para las bolsas, señora) pero juré que sería la última vez (ya os podéis imaginar cómo fue el viaje) porque yo pago, o eso creo, por mi asiento en el bus. ¿Qué opináis al respecto?

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