Musica rara que no sé como escuchar: Los 8 Bits

Hace ya tiempo que escucho música en Jamendo debido a la edición del podcast, y he de decir que estoy enganchado a, de vez en cuando, ponerme a escuchar un mix de lo más reproducido en esta web de música bajo licencia Creative Commons. En ocasiones descubres joyas como algunas de las hablaré más adelante en futuros post, y a veces te encuentras cosas como esta:

Catálogo de música libre

LukHash es un grupo polaco que basa su música en sintetizadores y melodías de 8 Bits. Este no es el primero de estos grupos que ha pasado por mis listas de reproducción, sin embargo con la gran mayoría de ellos me pasa lo mismo, y es que no sé como escucharlos. En un principio me hacen gracia como curiosidad, pero cuando llevo escuchadas un par de canciones este tipo de música se me hace repetitivo y cansino ¿será que no lo escucho en el momento adecuado?. Veamos, como música para los momentos de relax, estudio y lectura quedan descartados, ¿para momentos de marcha? podrían valer, pero quizá las mismas melodías de 8 bits que lo hace tan original no tengan la fuerza suficiente para meterte a uno la marcha en el cuerpo. En fin queridos lectores, que como ya saben ustedes soy mas raro que un perro verde, y lo que para algunos puede ser el santo grial de la música moderna para mi no es más que una curiosidad para escuchar tan solo un momento y pasar a otra cosa.

Quiero mencionar no sin antes acabar a Pornophonique, otro grupo del estilo, en esta ocasión alemán, que me agrada algó más que el anterior y del cual me atrevería decir que es del que más canciones he conseguido escuchar de tirón...eso en cuanto a lo que música libre se refiere. Por que sí, hay un álbum comercial con musiquillas de 8 bits que me gusta y no se me canso de escuchar. Pero queridos lectores, eso es por que se trata de la banda sonora de un videojuego. Me estoy refiriendo a Scott Pilgrim vs. The World The Game de Anamanaguchi.

Esta banda sonora rebosa energia y está plagada de melodía pegadizas que recuerdan perfectamente a la época de las consolas de 8 bits,  al mismo tiempo que consigue hacerte olvidar, al poco rato de escucha, el género al que pertenece, pero esto ya es otra historia.